Mi pintura nace de una necesidad de expresión, de comunicación, es un instinto, un refugio, una salida por donde pueden huir los sentimientos más íntimos, los más profundos, los más sinceros, los más buenos y puede que los más horrendos. Mi pintura es, a veces, un grito... un grito mudo, ahogado, insonorizado, es un grito visual. Otras veces es angustia y llanto y, otras, una sonrisa. Como quiera que sea, siempre nace de un sentimiento de lo más enraizado, soy yo y lo que me rodea plasmado en un soporte, ya sea papel, madera, tela o metal, mediante las técnicas que pueda tener al alcance en aquel momento... es trabajar los materiales hasta que la obra y yo somos una misma cosa, hasta que llego a sentirme identificada con lo que estoy haciendo. Mi pintura es el reflejo de la soledad del individuo, es la incomprensión, es la indecisión, es la dualidad, la incertidumbre, la esperanza, la impotencia del ser humano ante sí mismo y ante el universo... es el todo... y es la nada. Es...